martes, 23 de marzo de 2021

Las nuevas premisas

    

Por: @Yrmana en Twitter / @yrmanaalmarza en Instagram

Un año ha pasado de la nueva normalidad. Un año llevamos adaptándonos a esta nueva forma con aciertos y errores. Logramos metas y también perdimos otras. A golpe y porrazo salvamos el año escolar y aquí vamos cabalgando el segundo con la virtualidad de la mano.

No sé cuántos han entendido que deben ser maestros para alumnos digitales. Las evidencias marcan que pocos de corazón, mente y espíritu van por ese camino, uno en el que es pionero las Escuelas Arquidiocesanas no sólo en Colombia sino varios países de América Latina, como mi país. De esas escuelas deberíamos aprender sus métodos, muy acertados por demás.

Hoy un maestro debe tener más amplitud mental pero también espiritual porque la conexión no es con la computadora o con el teléfono o con la aplicación, es con el estudiante por medio de estos dispositivos y herramientas que ellos manejan mucho mejor que nosotros porque son nativos digitales.

Dar lo mejor de nosotros para que nuestros chamos hagan click con nosotros. Importante no olvidar a sus padres, hermanos, tíos, abuelos o cualquier otro acompañante, pieza fundamental de la educación a distancia en menores de edad, sobre todo los más pequeños. Ellos son también nuestro público receptor.

Conectarse con el corazón de nuestros alumnos, preguntarles cómo se sienten, cómo amanecieron, si comieron es fundamental. El resultado de dos más dos o el nombre de la barca de Colón lo consiguen en Internet; alguien se preocupe por ellos y además de eso, le enseñe lo que deben saber, eso no se encuentra en la World Wide Web.

Dejar de creer, abandonar la creencias que nos mantiene siendo los maestros de siempre a través de una pantalla; ni somos los mismos maestros ni la educación virtual es igual o se parece a la educación convencional.  Entender que estamos en la educación virtual y por lo tanto, frente a la abundancia de contenidos que hay en Internet, como maestros debemos servir para mucho más.

Enfrentar la tecnofobia con tecnofilia que no es más que mejorar nuestra actitud mental, abierta para el aprendizaje porque en esta coyuntura hemos aprendido que la tecnología está al servicio de la educación. Administrar más y mejor nuestro tiempo ante las nuevas exigencias administrativas porque la educación virtual trae consigo más trabajo administrativo.

Recordar que ya es tiempo que las Instituciones también estén a la altura del nuevo modelo educativo pues la amenaza del Covid-19 no ha terminado, muy por el contrario, estamos entrando en una nueva fase más contagiosa, más peligrosa porque el virus es un mutante que hoy nos enseña los dientes con la cepa amazónica y la cepa británica, ambas presentes en Colombia ya. Nuestra obligación como maestros de esta nueva era es también decir, adecúate y provéenos, a nuestros centros educativos y las instancias que correspondan. Esta nueva realidad ya no es sólo exigente para nosotros como maestros, también lo es para toda la estructura educativa.

Pero no olvidemos que así como en esta nueva ecuación la constante somos nosotros y seguiremos siendo nosotros porque somos insustituibles, también debemos tener presentes que nosotros debemos exigir las condiciones mínimas aceptables para darle la cara a esta nueva modalidad de trabajo. Y cuando venga a decirnos que por qué no nos conectamos o porque no hicimos tal o cual cosa, motivado a la falta de recursos, pues respondamos de nuestros hígados no se puede pagar Internet, ni con los bolsillos vacíos se puede comprar un teléfono o una tablet.

Hoy ya no somos los mismos maestros que una Pandemia enfrentó a lo desconocido para las mayorías educadoras. Hoy entendemos que hay problemas técnicos para conectarnos y yo pienso o quiero creer que somos más flexibles para comprender estas limitaciones y ofrecer alternativas comprensivas a ellas.

En la actualidad sabemos mucho mejor cómo manejar una situación difícil con ese otro público nada sencillo que tenemos que manejar que son los padres. Nuestras reuniones virtuales con ellos siguen siendo la escena para que demostrar que la batuta sigue en nuestra mano y en una clase, ya no nos da miedo parar la dinámica para hablar con un representante/acudiente cuando vemos que algo anda mal.

Somos hoy un poco más maestros digitales. Tenemos nuevas premisas y las practicamos haciéndolas nuestras. Seguimos adelante porque la educación no se detiene ni se detendrá. Cambiamos con ella y esto, nos universaliza, nos hace más capaces, tanto, que seguimos, no nos han despedido, no nos han sustituido aún. ¿Verdad que la virtualidad no es tan mala?

¡Bendiciones!

Yrmana Almarza

Periodista y educadora venezolana

@Yrmana en Twitter / @yrmanaalmarza en Instagram

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