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| Autor desconocido |
Cuando las sociedades reaccionan frente a lo que consideran injusticias y abusos, los maestros nos vemos frente a un escenario en el que queda al descubierto qué tanto hemos sido constructores de conciencia, de valores, de principios.
Los que somos creyentes en la Fe Católica sabemos que la violencia no viene de Dios. También sabemos que hay movimientos entregados al trabajo de la manipulación para la violencia y sabemos de sobra que a lo primero que le echan mano es al espíritu indomable de los jóvenes que creen tener la única verdad en sus manos. Nunca antes hemos sido nosotros, los maestros, tan necesarios como hoy lo somos.
Y es que en nuestros países nos necesitan para la construcción de criterios propios, esos que forman a ciudadanos y no a peones de desecho. Pero empecemos por definir qué es un criterio de manera sencilla: es todo aquello que nos permite conocer la verdad y que está asociado a esa facultad que nos separa de los animales y nos coloca en la punta de la montaña de los seres vivos; la capacidad que tenemos de pensar y tomar acciones en función de nuestro pensamiento.
Entones, tener criterio es algo que construimos con educación, con valores, con principios, es algo que enseñamos en la casa y en la escuela, principalmente en la escuela; los maestros enseñamos. Claros con esto, vayamos a definir "Criterio Propio".
Como criterio propio entendemos que es la asunción, sí, la asunción básica que todo ser humano posee, ejerce y practica sobre todo hecho y realidad. No es la opinión que se tenga sobre algo, opinar es otra cosa y te pido maestro, que nunca, nunca confundas tu opinión con tu criterio y que mucho menos enseñes desde tu opinión, sino desde tus criterios. ¿Es difícil? Sí, mucho, pero la opinión puede estar contaminada por tus sentimientos y experiencias personales negativas o positivas, mientras que tu criterio está marcado por la racionalidad, por la veracidad, por la facultad humana no sólo de pensar sino de discernir, de analizar, de contrastar, de no comerte las cosas tal y como te las sirven y mucho menos, creer a ciegas lo que cualquiera venga a decirte.
Tener criterio propio nos permite hacer juicios de valor justos y tomar decisiones genuinas, auténticas. Tener criterio propio es lo que nos hace, no ser borregos y menos, carne de cañón de una élite que por lo general nunca tira piedras en la calle pero que sí le gusta que un montón lo haga por ellos y para que ellos sigan arriba, en la cúspide, llamándose líderes de la justicia social.
Aunque suene un poco feo pues parece egocentrismo, quienes tenemos criterio propio entendemos que el camino del cambio no es la destrucción, la agresión y mucho menos el asesinato. Tampoco es destruir a otro ser y lo que ha construido materialmente. Quienes somos hijos de Dios sabemos que la maldad camina entre nosotros usando a nuestros ingenuos como su instrumento de destrucción para la muerte con la que sólo gana la oscuridad.
Pero los maestros somos luz porque la educación ilumina y rompe las tinieblas no sólo de la mente sino del corazón, del alma. Hoy más que nunca debemos enseñar que la igualdad la necesitamos para el acceso a buenas oportunidades pero no para que todos los seres humanos sean iguales porque eso, eso no existe ni existirá y de existir, sería la mamá de los problemas.
Los maestros somos verbo, más que sustantivo, sí, somos acción, poder verdadero, real. Nosotros no tenemos que esperar una reforma educativa para enseñarles a nuestros estudiantes que tienen Derechos por haber nacidos seres humanos vivos. Tampoco necesitamos un cambio curricular para decirles a nuestros estudiantes que las diferencias con un agente social no se arreglan asesinándolo o destruyéndole su propiedad. Nosotros podemos enseñar la diferencia entre un acto vandálico y un pecado pero sobre todo, enseñamos el camino correcto a la correcta elección, a la correcta escogencia, a la buena selección para llegar al estadio ideal de vida.
Desde el vientre materno, si educamos bien a la niña que hoy se hace madre, pondremos en las manos de nuestros alumnos la ruta para elegir bien a sus gobernantes, así como los criterios para ser buenos gobernadores. Desde la concepción, si educamos bien al niño para que comprenda que tirar piedras cuando creces ya no es juego, tendremos mejores ciudadanos andando por las calles. La educación de calidad no es exclusiva de la Universidad y tampoco se consigue allá. Hermano Maestro, no hay que ir a la Universidad para ser buen ciudadano. Vamos a la Universidad por un título profesional, ciudadanía se aprende desde que enseñamos modales en el hogar.
Si el problema es que no se puede ir a la Universidad a estudiar una carrera, nosotros tenemos desde la Guardería hasta el último año de Bachillerato para enseñar que el camino recto está de frente y va hacia adelante, no es coger ni para la izquierda ni a la derecha y muchos menos es quedarte en el centro. Tenemos más de 10 años para sembrar semillas de criterios aunque en la universidad, oasis de todos los pensamientos, hay 5 años de otras siembras. Lo que bien sembremos, buenos frutos nos dará siempre y nuestros muchachos podrán diferencia entre la buena y la mala semilla. ¿Trabajo duro? El más duro de todos. ¿Ruta larga? Larguísima, pero es la que nos lleva a tener ciudadanos usando los instrumentos de la Justicia y la Democracia para exigir sus Derechos y no fotos llenas de dolor porque la maldad nos arrebató a nuestros amados, mientras las cúpulas siguen intactas.
A nosotros no nos toca poner los muertos y menos para que una cuerda de vivos mantenga su posición usando nuestro dolor. Lo que nos corresponde a nosotros es la exigencia del correcto proceder por los mecanismos establecidos en el Derecho. A nosotros nos toca la correcta escogencia de servidores públicos para no tener que andar después desentendiéndonos de lo que escogimos diciendo "noooo, es que la corrupción es el problema". No, el problema es que no escogimos al decente. El problema es que no hemos enseñado que a un mal Gobierno se le puede revocar el mandato; se le puede denunciar dentro y fuera del país; el problema es que sólo enseñamos que uno más uno es dos y creemos que ese es nuestro trabajo y ya.
Criterio propio. La mejor enseñanza que podemos regalar los maestros que nos duele nuestro suelo y queremos hacer un cambio en nuestras abatidas naciones. Si lo hacemos, en vuelta de unos años veremos una mejor sociedad. Sigan cuidándose porque ahora es que hacemos falta.
Yrmana Almarza
Periodista y educadora venezolana
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